Qué pasión, Porcia, qué dolor tan ciego…, Sor Juana Inés de la Cruz (análisis)

 ¿Qué pasión, Porcia, qué dolor tan ciego

te obliga a ser de ti fiera homicida?
¿O en qué te ofende tu inocente vida
que así le das batalla a sangre y fuego?

Si la fortuna airada al justo ruego
de tu esposo se muestra endurecida,

bástale el mal de ver su acción perdida;
no acabes, con tu vida, su sosiego.

Deja las brasas, Porcia, que mortales
impaciente tu amor elegir quiere;
no al fuego de tu amor el fuego iguales;

porque si bien de tu pasión se infiere,
mal morirá a las brasas materiales
quien a las llamas del amor no muere.

Sor Juana Inés de la Cruz

En este soneto se plantea el drama de Porcia, a quien se interroga en el primer cuarteto acerca de su suicidio, como presentación del tema. En el segundo cuarteto se la intenta persuadir para que no termine con su vida, ya que la misma es el sosiego de su esposo a quien la fortuna le ha sido esquiva. La rima consonante coincide en los versos 1º y 4º de ambos cuartetos, a su vez en el 2º y 3º también de ambos. Lo que genera una unidad rítmica entre las dos primeras partes. Del modo interrogativo de la primera parte pasa a imperativo: “no acabes, con tu vida, su sosiego.”
En el primer terceto continúa el imperativo, y el encabalgamiento del primer verso con el segundo precipita el ritmo reforzando la idea de impaciencia: “Deja las brasas, Porcia, que mortales / impaciente tu amor elegir quiere;”. Se compara el amor de Porcia al fuego con el cual pretende darse muerte: “no al fuego de tu amor el fuego iguales;” Para finalizar en el segundo terceto con una reflexión acerca de la naturaleza de la muerte y los sentimientos. Se afirma que no puede morir a causa del fuego real quien no muere a causa del mal de las pasiones, es decir del fuego metafórico de los sentimientos: “mal morirá a las brasas materiales / quien a las llamas del amor no muere.” Nótese la diferencia de intensidad entre las palabras brasas y llamas, en donde la primera corresponde al campo material en el cual Porcia quiere cesar, y la segunda al campo espiritual, del cual no podrá escapar, ni a cuyo ardor a sucumbido. La rima aquí también es consonante, pero coincidiendo los versos 1º y 3º del primer terceto, con el 2º verso del segundo terceto, y a su vez, el 2º verso del primer terceto coincide con el 1º y 3º verso del segundo terceto, generando un enlace entre ambos y una sucesión rítmica.


Mario Gonçalves

Marzo 2021

Castigo, La tierra de Alvargonzález, de Antonio Machado (análisis)

  • I
  • Aunque la codicia
  • tiene redil que encierre la oveja,
  • trojes que guardan el trigo,
  • — bolsas para la moneda
  • y garras, no tiene manos
  • que sepan labrar la tierra.
  • Así a un año de abundancia
  • siguió un año de pobreza.

  • II
  • En los sembrados crecieron
  • las amapolas sangrientas;
  • pudrió el tizón las espigas
  • de trigales y de avenas;
  • hielos tardíos mataron
  • en flor la fruta en la huerta
  • y una mala hechicería
  • hizo enfermar las ovejas.
  • A los dos Alvargonzález
  • maldijo Dios en sus tierras,
  • y al año pobre siguieron
  • luengos años de miseria.

  • III
  • Es una noche de invierno.
  • Cae la nieve en remolinos.
  • Los Alvargonzález velan
  • un fuego casi extinguido.
  • El pensamiento amarrado
  • tienen a un recuerdo mismo
  • y en las ascuas mortecinas
  • del hogar los ojos fijos.
  • No tienen leña ni sueño.
  • Larga es la noche y el frío
  • mucho. Un candilejo humea
  • en el muro ennegrecido.
  • El aire agita la llama,
  • que pone un fulgor rojizo
  • sobre entrambas pensativas
  • testas de los asesinos.
  • El mayor de Alvargonzález
  • lanzando un ronco suspiro,
  • rompe el silencio exclamando:
  • —Hermano, ¡qué mal hicimos!
  • El viento la puerta bate,
  • hace temblar el postigo
  • y suena en la chimenea
  • con hueco y largo bramido.
  • Después el silencio vuelve
  • y a intervalos el pabilo
  • del candil chisporrotea
  • en el aire aterecido.
  • El segundón dijo: ¡Hermano
  • demos lo viejo al olvido!


Antonio machado


Poema en forma de romance, con versos octosílabos, y rima asonante (sólo coinciden las vocales). Este fragmento cuenta el momento en el que pareciera que la suerte castiga a los hermanos por haber matado a su padre.

Comienza describiendo la codicia, nombrando lo que tiene primero (redil, trojes, bolsas, garras) y luego lo que carece (manos que sepan labrar la tierra). La primera oposición, entre lo que tiene y no tiene, que plantea un ritmo. Luego la repetición de un año, en lo dos últimos versos, y otra oposición entre abundancia y pobreza: “Así, a un año de abundancia / siguió un año de pobreza”.

Esta sería la primera parte del castigo, generado por la propia impericia.

En la segunda parte se repite la enumeración del ganado y la siembra, como en la primera, pero esta vez para mostrar cómo la naturaleza perturba la cosecha pareciendo incrementar el castigo. Luego se confirma la maldición divina en este verso: “A los dos Alvargonzález / maldijo Dios en sus tierras

Tanto en la primera como en la segunda parte, se nombra la tierra al final del antepenúltimo verso. En los dos últimos, también se sintetiza toda la estrofa, igual que la parte anterior, utilizando esta vez, no la oposición, sino la intensificación entre al añolargos años, y luego pobremiseria: “y al año pobre siguieron / largos años de miseria.”

En la tercera parte se describen, desde lo general a lo particular, empezando por el momento del día, el clima, la imagen de los hermanos, hasta la mirada de los dos enfocada en el mismo punto, como analogía del pensamiento que también comparten: “El pensamiento amarrado / tienen a un recuerdo mismo, / y en las ascuas mortecinas / del hogar los ojos fijos.” La figura de las ascuas mortecinas como representación de ese pensamiento que está latente, aunque ninguno de los dos lo esté manifestando.

            Sobre el final, el viento aviva la llama e ilumina sus rostros, y como si esa acción a su vez avivara también la conciencia de los asesinos, uno exclama entonces: “—Hermano, ¡qué mal hicimos!” La figura del viento y el candil chisporroteando continuando la representación de ese pensamiento ahora avivado, a lo que el hermano contesta: “¡demos lo viejo al olvido!”



Mario Gonçalves
Marzo 2021

Romance de Jimena Gómez, anónimo (análisis)

               Día era de los Reyes,   
	día era señalado, 		
	cuando dueñas y doncellas 		
	al rey piden aguinaldo, 		
	sino es Jimena Gómez, 	 	
	hija del conde Lozano, 		
	que puesta delante el rey 		
	de esta manera ha hablado: 		
	-Con mancilla vivo, rey, 		
	con ella vive mi madre; 	 	
	cada día que amanece 		
	veo quien mató a mi padre, 		
	caballero en un caballo 		
	y en su mano un gavilane: 		
	otras veces con un halcón 	
	que trae para cazare: 		
	por hacerme más enojo, 		
	cébalo en mi palomare, 		
	con sangre de mis palomas 		
	ensangrentó mi briale. 	 	
	Enviéselo a decir, 		
	envióme a amenazare 		
	que me cortará mis haldas 		
	por vergonzoso lugare, 		
	me forzará mis doncellas, 		
	casadas y por casare, 		
	matarame un pajecico 		
	so haldas de mi briale. 		
	Rey que no hace justicia 		
	no debía de reinare, 		
	ni cabalgar en caballo, 		
	ni espuela de oro calzare, 		
	ni comer pan en manteles, 		
	ni con la reina holgare, 		
	ni oír misa en sagrado, 		
	porque no merece mase. 		
	El rey, de que esto oyera, 		
	comenzara de hablare: 		
	-¡Oh, válame Dios del cielo! 		
	¡Quiérame Dios consejare! 		
	Si yo prendo o mato al Cid 		
	mis cortes se volverane, 		
	y si no hago justicia 		
	mi alma lo pagaráe. 		
	-Ten tú las tus cortes, rey, 		
	no te las revuelva nadie; 		
	al Cid que mató a mi padre 		
	dámelo tú por iguale, 		
	que quien tanto mal me hizo 		
	sé que algún bien me haráe. 		
	Entonces dijera el rey, 		
	bien oiréis lo que diráe: 		
	-Siempre lo oí decir, 		
	y agora veo que es verdade, 		
	que el seso de las mujeres 		
	que no era naturale: 		
	hasta aquí pidió justicia, 		
	ya quiere con él casare. 		
	Yo lo haré de buen grado, 		
	de muy buena voluntade; 	 
	mandarle quiero una carta, 		
	mandarle quiero llamare. 		
	Las palabras no son dichas, 		
	la carta camino vae, 		
	mensajero que la lleva 	 
	dado la había a su padre. 		
	-Malas mañas habéis, conde, 		
	no vos las puedo quitare, 		
	que cartas que el rey vos manda 		
	no me las queréis mostrare. 	
	-No era nada, mi hijo, 		
	sino que vades allae. 		
	Quedaos vos aquí, mio hijo, 		
	yo iré en vuestro lugare. 		
	-Nunca Dios a tal quiera 	 	
	ni Santa María lo mande, 		
	sino que adonde vos fuéredes 		
	que allá vaya yo delante.
Anónimo

El romance de Jimena Gómez es una composición poética compuesta por versos octosílabos, con rima asonante en los versos pares.

El poema comienza con la voz de un narrador que anuncia la presencia de Jimena ante el Rey. Luego continúa un diálogo entre estos dos, en el que Jimena confiesa su mancilla, y ante la disyuntiva del Rey, ella le propone una solución.

El esquema puede dividirse de la siguiente forma:

1º El narrador pone en contexto la situación y presenta los personajes de Jimena y el Rey.

2º Jimena cuenta al Rey la razón de su mancilla y pide justicia.

3º El Rey manifiesta la disyuntiva.

4º Jimena propone una solución inesperada al dilema.

5º El Rey muestra su sorpresa y declara una sentencia acerca de la naturaleza de la mente femenina.

Es de notar que la distribución de la información a lo largo del poema obra en función de la sorpresa que supone la propuesta de Jimena. El narrador podría revelar las intenciones de la mujer desde el principio, sin embargo, las reserva hasta después de mostrarse el Rey en situación de incapacidad ante las alternativas posibles. Esto crea una tensión en ascenso, planteando primero el problema, y luego, ante la incapacidad del Rey, la solución inesperada.

En cuanto al ritmo puede mencionarse el énfasis en ciertas palabras mediante la repetición: “Día era de los reyes / día era señalado” “– Con mancilla vivo, rey / con ella vive mi madre” “Envíeselo a decir, / envióme a amenazare” “– ¡Oh, válame Dios del cielo! / ¡Quiérame Dios consejare!” “mandarle quiero una carta, / mandarle quiero llamare”.

Luego la intensificación sobre el final del pedido de justicia de Jimena con los versos: “ni cabalgar en caballo, / ni espuela de oro calzare, / ni comer pan en manteles, / ni con la reina holgare, / ni oír misa en sagrado

            La tensión creada por el reclamo de justicia y la vacilación del rey, se diluye en el siguiente verso en el cual Jimena convierte lo negativo en positivo: “que quien tanto mal me hizo / sé que algún bien me haráe.” Nótese el contraste entre las palabras: tanto - algún y mal - bien. El mismo procedimiento se advierte en el verso que dice: “– Siempre lo decir, / y agora veo que es verdade” (se crea una dualidad de sentido en siempre – agora y oí – veo)



Mario Gonçalves
Marzo 2021