¿Qué pasión, Porcia, qué dolor tan ciego
te obliga a ser de ti fiera homicida?
¿O en qué te ofende tu inocente vida
Si la fortuna airada al justo ruego
de tu esposo se muestra endurecida,
bástale el mal de ver su acción perdida;
no acabes, con tu vida, su sosiego.
Deja las brasas, Porcia, que mortales
impaciente tu amor elegir quiere;
no al fuego de tu amor el fuego iguales;
porque si bien de tu pasión se infiere,
mal morirá a las brasas materiales
quien a las llamas del amor no muere.
Sor Juana Inés de la Cruz
En este soneto se plantea el drama de Porcia, a quien se interroga en
el primer cuarteto acerca de su suicidio, como presentación del tema. En el
segundo cuarteto se la intenta persuadir para que no termine con su vida, ya
que la misma es el sosiego de su esposo a quien la fortuna le ha sido esquiva.
La rima consonante coincide en los versos 1º y 4º de ambos cuartetos, a su vez
en el 2º y 3º también de ambos. Lo que genera una unidad rítmica entre las dos
primeras partes. Del modo interrogativo de la primera parte pasa a imperativo:
“no acabes, con tu vida, su sosiego.”
En el primer terceto continúa el imperativo, y el encabalgamiento del primer verso con el segundo precipita el ritmo reforzando la idea de impaciencia: “Deja las brasas, Porcia, que mortales / impaciente tu amor elegir quiere;”. Se compara el amor de Porcia al fuego con el cual pretende darse muerte: “no al fuego de tu amor el fuego iguales;” Para finalizar en el segundo terceto con una reflexión acerca de la naturaleza de la muerte y los sentimientos. Se afirma que no puede morir a causa del fuego real quien no muere a causa del mal de las pasiones, es decir del fuego metafórico de los sentimientos: “mal morirá a las brasas materiales / quien a las llamas del amor no muere.” Nótese la diferencia de intensidad entre las palabras brasas y llamas, en donde la primera corresponde al campo material en el cual Porcia quiere cesar, y la segunda al campo espiritual, del cual no podrá escapar, ni a cuyo ardor a sucumbido. La rima aquí también es consonante, pero coincidiendo los versos 1º y 3º del primer terceto, con el 2º verso del segundo terceto, y a su vez, el 2º verso del primer terceto coincide con el 1º y 3º verso del segundo terceto, generando un enlace entre ambos y una sucesión rítmica.
En el primer terceto continúa el imperativo, y el encabalgamiento del primer verso con el segundo precipita el ritmo reforzando la idea de impaciencia: “Deja las brasas, Porcia, que mortales / impaciente tu amor elegir quiere;”. Se compara el amor de Porcia al fuego con el cual pretende darse muerte: “no al fuego de tu amor el fuego iguales;” Para finalizar en el segundo terceto con una reflexión acerca de la naturaleza de la muerte y los sentimientos. Se afirma que no puede morir a causa del fuego real quien no muere a causa del mal de las pasiones, es decir del fuego metafórico de los sentimientos: “mal morirá a las brasas materiales / quien a las llamas del amor no muere.” Nótese la diferencia de intensidad entre las palabras brasas y llamas, en donde la primera corresponde al campo material en el cual Porcia quiere cesar, y la segunda al campo espiritual, del cual no podrá escapar, ni a cuyo ardor a sucumbido. La rima aquí también es consonante, pero coincidiendo los versos 1º y 3º del primer terceto, con el 2º verso del segundo terceto, y a su vez, el 2º verso del primer terceto coincide con el 1º y 3º verso del segundo terceto, generando un enlace entre ambos y una sucesión rítmica.
Mario Gonçalves
Marzo 2021
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