Quedamos desamparados, sin familia, techo, comida, ni abrigo. En esta situación uno es corrido de todos lados. No teniendo padres ni hermanos, cualquiera se aprovecha del pobre desdichado. Y si alguno lo recoge, el trato será rígido, como si fuera mucho el darle a uno lo básico. De esta forma crecí, desnudo y hambriento, ganándome la vida como podía, hasta hacerme hombre.