Todo personaje de ficción está compuesto por una serie de características: fisonomía, temperamento, valores, etc. Estas características aparecen, ya sea, en la descripción directa, o a través del relato de sus acciones o pensamientos. Podemos dividirlas en tres grandes grupos: el primero pertenece al aspecto físico, es todo aquello que se percibe con los sentidos; el segundo corresponde al aspecto emocional, son las pasiones, el temperamento; y el tercero es el plano intelectual, los pensamientos, su visión del mundo, la ideología del personaje.