Creo que hay literatura, porque hay
vida humana. No lo digo por la obviedad de que la literatura es un producto del
ser humano, sino, porque la literatura está en el proceso mismo que la
conciencia realiza para construir la realidad. En términos fenomenológicos, el
mecanismo por el cual asimilamos el contenido de nuestra percepción, es una
sucesión de actos de abstracción posibilitados por la dualidad ser y no ser. El
límite entre lo que un objeto es y lo que no, permite su conocimiento. Esa
abstracción, o recorte, para usar el término de la cita de Ranciére
hecha por García Canclini,[1]
es ya material literario. Lo que circunvala, lo inminente, lo que está a
medio camino o por aparecer, es el objeto de la literatura. El rol de la nada
con sus distintos modos de ser (ausencia, vacío, olvido), es lo que posibilita el recorte. Hay literatura porque hay nada, en aquello que la realidad
no es, pero podría ser, es decir, en su posibilidad. Y el modo ultraísta de ver
el mundo con nuevo asombro, como propone García Canclini,[2]
imprime de originalidad a la realidad renovándola.
Cuando llegue el final del día y deba
describirlo, no haré una descripción minuciosa de cada segundo, cada
circunstancia que he vivido, cada centímetro de la realidad que constituyó mi
jornada, como haría el protagonista de “Funes el memorioso”, el cuento
de Borges. En su lugar, construiré un sistema de jerarquías de sucesos, donde
se destacarán algunos, que infiero importantes, de otros, que considero menos.
Pero esa construcción no es un ejercicio artificial para contar mi día, sino,
que es la exacta manera en que yo lo he percibido. Si eso es literatura, y si,
como dice Borges en el cuento ya mencionado: “Pensar es olvidar
diferencias...”, y además, pensar es existir, como reveló Descartes,
entonces la vida, es literatura.
Mario Gonçalves
Septiembre, 2020
[1] La literatura interviene “en el recorte de los objetos que forman un
mundo común, de los sujetos que lo pueblan, y de los poderes que estos tienen
de verlo, de nombrarlo y de actuar sobre él” (Ranciére, 2011: 20-21) en Literaturas compartidas (2014), ¿Por qué hay literatura?, García
Canclini, Néstor, pag. 24.
[2] Escribir desde la inminencia, desde lo que todavía no es, no significa abstraerse de lo socialmente existente, Es habitar un lugar donde el mundo puede pensarse como algo que podría ser de otro modo. Ib ídem.
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