La novela Cien años de soledad escrita por Gabriel García Márquez y publicada por primera vez en el año 1967 por Editorial Sudamericana de Buenos Aires, se ha convertido en un símbolo de la literatura de América latina, particularmente del denominado realismo mágico, que caracteriza a gran parte de las letras de Hispanoamérica.
Pero aunque buena parte de este logro se ha dado gracias a la excelente acogida de la novela por parte de los lectores derivando en el éxito editorial que hoy continúa ostentando, la razón de que la historia creada por el escritor colombiano sea ejemplo del estilo narrativo de las tierras de América del sur la encontramos, realizando un examen más riguroso de la obra y de la historia de nuestra literatura, en el hecho de que el argumento de la misma está colmado de temas que son universales en nuestra cultura; la estructura cíclica de los acontecimientos, con la repetición de las mismas desgracias generación tras generación, características kafkianas tan caras al temperamento del realismo mágico. Y por supuesto, el tratamiento cotidiano de lo fantástico que es el sello distintivo de este tipo de literatura desde que fuera definida por Alejo Carpentier como “lo real maravilloso”. Las similitudes de Cien años de soledad con otras novelas de la misma categoría son enormemente apreciables para entenderla como el resultado de un proceso creativo que la narrativa de América latina ha forjado durante el siglo XX. El mismo proceso puede verse como la gestación del tema latinoamericano caracterizado por el desencuentro, la angustia, la libertad, la injusticia, la soledad y la evocación de todo el heroísmo de otro tiempo perdido y desencajado en nuestros días. Esta gestación es representada por las novelas: El reino de este mundo de Alejo Carpentier; Hombres de maíz de Miguel Ángel Asturias y Pedro Páramo de Juan Rulfo, siendo la cumbre de este proceso la universal Cien años de soledad.
Mario Goncalves
Enero, 2012
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