Análisis de Lila y las luces, de Silvia Iparraguirre

 


 En el cuento Lila y las luces, de Silvia Iparraguirre, se manifiesta la superposición de dos mundos: uno, el de Lila, su protagonista, en donde existen señales que ella comprende, como las manchas blancas en la ladera que señalan dónde está su madre, la bandera de la escuela que señala la presencia del maestro, o el humo de la chimenea que anuncia a lo lejos la cercanía de la casa; y por otro lado, el mundo de la ciudad, con esas señales que Lila no logra comprender. La superposición de estos mundos se manifiesta en el conflicto que supone para Lila la compresión de los elementos del libro de texto con el cual debe aprender. Las isoglosas mencionadas en Círculo lingüístico de Praga, tesis de 1929, sirven para comprender la división entre formas distintas de la lengua que entran en conflicto.

Por otro lado, Lila también sufre dificultades en la escritura. En el libro aparecen palabras que ella no logra asociar a nada conocido. Este hecho muestra lo que Saussure propone como la usurpación del lenguaje hablado por el escrito. Las letras, por ejemplo, toman dimensión propia y se separan del habla cuando Lila debe escribir la E y se plantea el parecido o no con un rastrillo.

 En el texto ¿Qué es el lenguaje?, Voloshínov/Bajtín, se dice que la lengua surge como necesidad para la comunicación en el ámbito del trabajo y la economía. En el cuento vemos que Lila comprende perfectamente y puede comunicarse en relación a las cosas de su mundo, como la alimentación de los chivos, el cuidado de sus hermanitos, etc. Sin embargo, la imagen de la ciudad que le ofrece el libro, le provoca rechazo por su incomprensión, así se siente tranquila cuando ve que su amiga comparte la idea de no ir a la ciudad.

La palabra embotellamiento, la cual Lila se siente capaz de escribir sin dificultad, parece guardar una cierta familiaridad con el procedimiento de embotellado de la leche para alimentar a los chivos. Pareciera que Lila asocia la palabra, quizá por esa familiaridad, despojándola del sentido que se le otorga en el libro. Este desplazamiento de sentido también se produce con las luces del semáforo, que Lila invoca para hacer dormir a su hermanito, tal cual lo hacía antes con la figura del anchimallén; siendo ejemplo esto último, del uso del lenguaje como conjuro mágico, como se manifiesta en el texto citado.

 

Bibliografía:

 

Sylvia Iparraguirre, El país del viento, 2003.

Ferdinand de Saussure, Curso de lingüística general, 1945.

Círculo lingüístico de Praga, Tesis de1929.

V.N. Voloshínov / M. Bajtín, ¿Qué es el lenguaje?

 

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